«Los genitales condicionan el sexo que se nos asigna al nacer, pero en ningún caso, nunca, determinan nuestra identidad sexual». Lo cuenta una y otra vez Saida García Casuso en cada una de las actividades formativas que desarrolla como integrante de Chrysallis, la Asociación de Familias de Menores Transexuales. Y es que no hay evidencia científica que relacione los genitales con la identidad sexual o de género, con el sentimiento íntimo de sentirse de una u otra manera, o de ambas, o de ninguna.
En Crónicas (tve), bajo el título Vida en trans (2019, con guión de Juantxo Vidal), han puesto imagen y sonido a historias de personas de nuestro tiempo, menores, jóvenes y menos jóvenes. Personas que decidieron enfrentar su vida afirmando su identidad trans, como también se puede ver en el estupendo documental Sexo sentido (2014).
Durante años la transexualidad ha sido un estigma marcado a fuego en una sociedad organizada y desarrollada en la dualidad macho/hembra, hombre/mujer (binarismo). Las personas transexuales, transgénero y no binarias han padecido la represión del poder establecido y una discriminación social que las abocaba, en muchos casos, a la marginalidad y a la pobreza. Por fortuna las cosas han cambiado, pero las personas trans aún deben luchar por alcanzar los mismos derechos que las que no lo son, como, por ejemplo, poder hacer el cambio de sexo registral sin trabas que patologizan a las personas trans y/o con identidades no binarias.